Estilos educativos de los padres ¿donde te identificas?

Los estilos educativos de los padres;

 

Los estilos educativos tienen resultados a largo y corto plazo en la conducta de los niños. 

 

Democrático; alto control y alto afecto. Los padres crean un entorno afectivo y comunicativo adecuado, tienen alta expresividad emocional y cariño, tienen las normas y reglas bien establecidas, resuelven los problemas a través del diálogo, están comprometidos con la educación de sus hijos y fomentan la autonomía y la capacidad crítica antes que la obediencia ciega.

 

 

Autoritario; alto control y poco afecto. Padres exigentes y severos con la imposición y cumplimiento de normas, utilizan el castigo cuando no se cumplen, tienen una comunicación limitada con sus hijos, creando así una relación fría y distante.

 

Permisivo; bajo control y alto afecto. Los padres no imponen normas de conducta, consideran que los niños tiene que progresar por sus propios medios por lo que su nivel de exigencia es bajo. Los niños intervienen en decisiones que no son de su competencia. La relación con sus hijos es cariñosa y mantienen buena comunicación.

 

Indiferente; bajo control y bajo afecto. Los padres no proporcionan a sus hijos apoyo emocional y por lo tanto el entorno afectivo es deficiente. Lo establecen normas ni límites en su conducta y no están comprometidos en la tarea de educar a sus hijos.

 

Todos tienen un efecto sobre los niños, descubre cuál es el más recomendable para tus hijos y ponte manos a la obra.

Efecto en los niños:

Democrático; Buena valoración de sí mismos, independientes y curiosos.
Autoritario; Problemas de conducta, agresión, frustración, inmadurez, inseguridad, dependientes y poca capacidad crítica.
Permisivo; Impulsivos e inmaduros.
Indiferente; Mala comunicación, inmaduros e inestables. Exigentes, baja autoestima y dificultades para relacionarse con los demás.

Los hijos de padres democráticos son los más populares y mejor valorados por sus compañeros en el colegio, los efectos de este estilo repercuten en la competencia social de los niños. Su practica les ayuda cuando existen conflictos a razonar, negociar y cooperar para alcanzar un acuerdo con los padres y así lo aplicaran en su entorno social y con sus iguales.

Para ayudarles a ser socialmente competentes tienen que tener como base una buena autoestima.